Yo tuve la experiencia de ser discriminada por mi raza durante el cuidado que recibí post parto

Es importante la manera en que los proveedores de salud le hablan a las mujeres de color en cuanto a los métodos anticonceptivos

NOTA DEL EDITOR: Este artículo es parte de una serie de Bedsider que busca recalcar las experiencias vividas por las mujeres de color al buscar cuidado para su salud reproductiva. Bedsider está comprometido con ayudar a las personas a tener control sobre sus vidas sexuales a través de la información y el acceso a un cuidado de calidad. Este compromiso incluye el celebrar todo lo que ofrecen los métodos anticonceptivos, pero también incluye el sacar a la luz las realidades más duras, tales como la desigualdad en el cuidado de la salud.

Cuando mi doctor me dijo que necesitaba una cesárea de emergencia después de un trabajo de parto de 14 horas, no tenía idea de lo que podía esperar. Yo estaba embarazada de mi primer hijo. Sentí un miedo doble, por la salud de mi bebé y por la mía, que me aterró mientras el equipo médico me llevaba a la mesa de operaciones. Por suerte, la cirugía no tuvo ninguna complicación. Los doctores me acercaron a mi bebé y declararon que era una niña saludable.

Unos minutos después me terminaron de cocer y me sacaron de la sala de recuperación. Intenté relajarme mientras me quedaba medio dormida. Aunque me había mantenido despierta durante el parto, la anestesia me dejó medio mareada, y sentía nauseas y picor. Todavía no tenía ninguna sensación debajo de la cintura. Una enfermera me abrió la cortina para privacidad y me vino a revisar. “ Así que… ¿ qué vas a hacer en cuanto a métodos anticonceptivos?” me preguntó.

Yo abrí los ojos.

Yo estaba aún empezando a recuperarme del proceso traumático del parto, completamente medicada, y ella quería saber cuál sería el próximo método anticonceptivo que yo iba a utilizar.

Yo no me molesté. Sino que su pregunta me extrañó. Yo no estaba todavía ni pensando en sexo en lo más mínimo, y muchísimo menos en métodos anticonceptivos. Acaba de dar a luz. En la confusión de las hormonas del postparto, le respondí algo que ya no recuerdo. Pero nunca me olvidé de aquel incidente.

Como este era mi primer hijo, no tenía otra experiencia para comparar cómo debería ser el cuidado postparto. Pero cuando le mencioné la pregunta de la enfermera a mi comadrona y a mi dula se quedaron perplejas. El momento en que me hizo la pregunta no era del todo parte de la rutina. La “consejería” que recibí justo después del parto no era un proceso de educación sino que se me estaba presionando.

Me sentí dolida y muy brava al darme cuenta que el cuidado que había recibido era distinto a lo que era la norma. Yo todavía estaba en el hospital. Me pregunté: ¿Por qué esta mujer me preguntó sobre el método contraceptivo que utilizaría como si fuera un problema que había que resolver justo después de mi parto? ¿Me preguntó que considerara el método anticonceptivo que iba a utilizar de esta manera tan súbita después del parto porque yo soy una mujer negra?

Me di cuenta que la sala de maternidad donde di a luz daba servicios a mujeres en su mayoría que eran de escasos recursos y minorías. Quizás el equipo de trabajo del hospital tenía un prejuicio inconsciente en cuanto a los pacientes. Yo no podía probar necesariamente que la pregunta que me hizo la enfermera surgió por un prejuicio, pero me sentí incómoda. Las preguntas que surgieron en cuanto a su pregunta y si estas eran el resultado de un prejuicio racial marcaron el resto de mi hospitalización. Comencé a dudar del resto del personal y me fui de allí sin obtener ningún método anticonceptivo.

Se sabe que los prejuicios implícitos, el racismo y la discriminación causan disparidad en muchos aspectos del cuidado médico de salud, incluyendo en la salud reproductiva. Y es común que las mujeres negras reporten haber sentido discriminación en los médicos. De hecho, un abarcador estudio encontró que el 67 % de las mujeres negras que han recibido servicios de planificación familiar o de métodos anticonceptivos han tenido la experiencia de sentirse discriminadas por su raza durante dichos servicios. Y las decisiones que las mujeres se ven forzadas a tomar para evitar la discriminación pueden causar aún más disparidades si no reciben el cuidado médico necesario. Esto se convierte en un círculo vicioso.

Todas las mujeres, y todas las personas, desean recibir servicios médicos (incluyendo consejería sobre los métodos anticonceptivos) que se centre en sus necesidades y que las considere primero como seres humanos. Las preguntas inadecuadas, en el momento inadecuado, pueden causar que las mujeres de color no confíen en sus proveedores de servicios de salud, de la misma manera que yo dudé de la mía. Como resultado de esta experiencia, me ha tomado muchos años recuperarme de la falta de confianza en mis proveedores médicos.

Yo necesitaba hablar con mi proveedor de servicios médicos sobre la importancia de escoger un método anticonceptivo después del parto. Pero esta conversación no había que llevarla a cabo en un momento donde yo estaba tan vulnerable, cuando todavía tenía los efectos de la anestesia. Y tampoco me tenían que interrogar en un momento donde me sentí amenazada con dar una respuesta.

Cuando tuve mi segundo hijo cuatro años más tarde, mi proveedor de servicios médicos esperó a que estuviera lista para hablar del tema de los contraceptivos.

En ese momento ella me preguntó “ ¿Ya pensaste en los métodos anticonceptivos?”

Sus preguntas me hicieron sentir que yo estaba en control y que contaba con su apoyo. Discutimos cuáles eran mis opciones y mis preferencias. Yo le dije que no sabía mucho sobre el DUI y el implante, y ella no me presionó, solamente me explicó cómo funcionaban. Yo me sentí equipada para tomar una decisión sobre mi cuerpo.

Mi nuevo doctor me ha demostrado cómo debió haber sido mi primera experiencia. Con la ayuda de nuestros proveedores de servicios de salud, las mujeres de color nos podemos sentir empoderadas para decidir si queremos, cuándo queremos y en qué circunstancias queremos quedar embarazadas. Es esencial que podamos tener confianza en nuestras relaciones con los proveedores de servicios de salud reproductiva. Yo sé que la confianza en mi proveedor hizo toda la diferencia durante mi segundo parto.

Para más información y consejos de cómo practicar la autodefensa médica puede leer nuestro reciente artículo escrito por Virgie Tovar, El arte de ser un paciente difícil, lo que también se conoce como sentirse empoderado . Infórmate sobre todas las opciones que tienes en cuanto a métodos anticonceptivos a través de nuestro method explorer (explorador de métodos anticonceptivos), y participa de la conversación a través de Twitter, Facebook y Instagram.

Escrito por Dara Mathis

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