Mi doctor casi me esteriliza sin decirme nada

Cómo los prejuicios pueden comprometer la atención médica que recibimos

NOTA DEL EDITOR: Este artículo es parte de una serie de Bedsider que busca recalcar las experiencias vividas por las mujeres de color al buscar cuidado para su salud reproductiva. Bedsider está comprometido con ayudar a las personas a tener control sobre sus vidas sexuales a través de la información y el acceso a un cuidado de calidad. Este compromiso incluye el celebrar todo lo que ofrecen los métodos anticonceptivos, pero también incluye el sacar a la luz las realidades más duras, tales como la desigualdad en el cuidado de la salud.

Yo he padecido de sofocos (hot flashes) desde los veinte años.

Yo conozco cada escusa que uno puede dar cuando está sudando de repente: “yo vivo siempre en verano,” “estoy ahogando al diablo”, “me ha dado un ataque de temperatura”, me he tenido que inventar cualquier cosa y decirla con una sonrisa en los labios.

“¡Tú eres demasiado joven para eso!” es la respuesta que me dicen a menudo. Desgraciadamente mi cuerpo no piensa lo mismo.

Los sofocos, la fatiga, los dolores debilitantes y los periodos fuertes cada dos o tres semanas, son solamente algunos de los síntomas que incluyen un diagnóstico doble de trastorno disfórico premenstrual (DMP) y de hiperplasia endometrial (un revestimiento del endometrio), pero con esto he tenido que vivir. Porque la alternativa sería un procedimiento que podría afectar, y hasta acabar, con mi fertilidad.

Yo tenía solamente 26 años cuando me sometí al primer tratamiento de D&C para adelgazar mi revestimiento endometrial. Mi cuerpo no reacciona bien a los métodos anticonceptivos hormonales, por lo que siempre asumí que me pasaría el resto de lea vida luchando con períodos menstruales infernales. Pero después del D&C, el doctor me sugirió que considerara una ablación endometrial para darle una solución más permanente a mi problema. Estaba abierta a cualquier posibilidad que me ayudara a tener períodos más cortos y ligeros, así que busqué en Google el término para tener más detalles sobre el procedimiento. Pero lo que descubrí fue desconcertante.

Una ablación endometrial es un procedimiento en el cual el doctor utiliza herramientas o productos químicos que destruyen el revestimiento endometrial. Quedar embarazada después de una ablación endometrial conlleva un alto riesgo para la madre y para el feto. El procedimiento aumenta las posibilidades de sufrir un aborto espontáneo o un embarazo ectópico, y en muchos casos deja a la mujer permanentemente estéril.

Cuando hablé con mi doctor le presenté mis preocupaciones. Le señalé que solamente tenía 26 años y que de ninguna manera estaba yo lista para decidir si querría tener hijos en un futuro. Me dijo: “ La mayoría de las chicas como tú que quieren tener niños ya los tienen.”

Las chicas como yo. Chicas negras de escasos recursos con una educación de escuela superior. Ya era bastante difícil tener que soportar cuando mi familia me preguntaba sin parar cuándo iba a tener hijos, pero que un profesional médico supusiera que 26 + negra + sin niños = no quiere tener hijos nunca.

De hecho, aunque no tenía hijos, no era porque yo no quería tener hijos. Lo que sucede es que mi madre era una madre soltera y yo conozco bien los sacrificios económicos que esto conlleva y sabía que esa no era la vida que yo quería llevar. Si iba a tener hijos, sería cuando tuviese estabilidad económica o cuando estuviese casada y pudiese contar con dos ingresos. Pero eso no significaba que estaba de acuerdo con poner en riesgo mi fertilidad, solamente quería decir que yo no estaba en una posición de sentirme lista para tener hijos todavía.

Me horrorizó la indiferencia de este médico en cuanto a mi fertilidad, pero no me sorprendió del todo. Yo crecí escuchando historias de horror sobre la esterilización forzosa que se hizo mediante el Norplant y lo que se conoce como las “Apendectomías de Mississippi” (“Mississippi Appendectomies”) que se les hicieron a mujeres negras y de color de escasos recursos durante la década de los 1970. Sé que en definitiva a los sistemas de hospitales ni a los médicos les importa lo que le sucede a las “chicas como yo”.

Le pregunté específicamente a mi doctor si le recomendaría este procedimiento a una muchacha soltera y blanca de 26 años de edad. Fue en ese momento en que me dieron otras opciones. Mis opciones era utilizar un DUI o hacerme otro procedimiento D&C dentro de tres años si seguía con el mismo problema. Sin embargo, el doctor me advirtió que tener más de tres D&C en la vida también te pone en riesgo de tener un aborto espontáneo o un embarazo ectópico.

“Vas a tener que tomar algunas decisiones” me dijo él.

Siete años y un procedimiento D&C más tarde, todavía tengo decisiones que tomar. Me estoy acercando al límite en cuanto a tener hijos y ya me estoy quedando sin opciones. Mis períodos son todavía muy dolorosos y largos. Parese ser que todas las opciones que me quedan para hacer mi vida más fácil comprometerían mi fertilidad. La opción de congelar mis huevos cuesta alrededor de $10,000 y no lo cubre el Medicaid.

Ya me he dado por vencida en cuanto a conseguir una solución tradicional para mis problemas con la salud reproductiva, pero no he perdido la esperanza. Durante los últimos años, he buscado soluciones naturales y homeopáticas como las que han utilizado mis antepasados durante muchas generaciones. Como semillas de hinojos endulzadas para ayudarme con los síntomas del DMP. Me rocío la cara con hidrosol de lavanda para reducir los efectos de los sofocos y evito los alimentos estrogénicos como la soya, el ñame y las frutas secas. No es un sistema perfecto, pero estoy segura que es mejor que la esterilización.

Para más información y consejos de cómo practicar la autodefensa médica puede leer nuestro reciente artículo escrito por Virgie Tovar, El arte de ser un paciente difícil, lo que también se conoce como sentirse empoderado . Infórmate sobre todas las opciones que tienes en cuanto a métodos anticonceptivos a través de nuestro method explorer (explorador de métodos anticonceptivos), y participa de la conversación a través de Twitter, Facebook y Instagram.

Escrito por Ajah Hales

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